Uno de los síntomas relacionados con la adicción a la lectura que padezco es que necesito comprar un libro en cada ciudad nueva que visito. En el ex libris que pongo en cada uno de mis libros incluyo la ciudad donde lo compré, y esa es la raíz de muchos de mis males. Me compré este libro en Pina de Ebro, en parte porque necesitaba un libro para el viaje a Barcelona y en parte porque era una ciudad (bueno, más bien un término municipal) que no tenía en mi base de datos de libros. Esta manía mía me ha llevado a comprar más de un libro infumable de vez en cuando, pero es algo que no puedo evitar.
Pero esta vez acerté. El libro me encantó. Como sugiere el título, se trata de doce historias cortas en las que el hilo común es una suposición falsa por parte de el o los protagonistas de la historia. Doce relatos muy bien pulidos y muy entretenidos. Tal vez es que yo no me esperaba nada del libro, pero me sorprendió gratamente. Hay algunas historias basadas en leyendas urbanas o en hechos reales, y otras que nacen directamente en la mente del autor. Pero todas tienen su aquél.
Mi nota: entretenido.

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