Escribo esta entrada a raíz de la crítica que le hice a un libro de Matilde Asensi,
El origen perdido, por la confusión de términos científicos.
En la vida cotidiana, tener una
teoría al respecto de algo significa tener una corazonada, más o menos razonada. Pero en ciencia una teoría es mucho más que eso. En ciencia, el estado más precario de una idea no es ser una teoría, sino ser una
hipótesis. Las hipótesis están sin demostrar, tienen sentido, pueden ser atractivas, pero tienen aún que pasar el jucio supremo de la prueba experimental. Si una hipótesis es chupi molona pero es refutada por el experimento, hay que modificarla o rechazarla. Y punto. Cuando una hipótesis ha superado un número significativo de pruebas experimentales, pasa a considerarse una
teoría. Una teoría en ciencia es, pues, un corpus de conocimento que coincide con los experimentos, que sirve para explicar los hechos conocidos y que hace predicciones verificables sobre experimentos aún no realizados. Remarco esta idea: en ciencia, una teoría es algo demostrable y demostrado, no una ida de olla que alguien tuvo una noche de
borrachera.
Aunque la siguiente distinción ya no se utiliza, se solía decir que cuando una teoría ya se ha comprobado muchas, muchas veces, y se considera que un contraejemplo a la misma significaría replantearse una parte fundamental de la ciencia conocida, asciende al rango de Ley. Hoy en día, las teorías asumen ese rango. Así, hablamos de la teoría del Big Bang, que resume muy bien nuestro conicimiento del Universo (mejor dicho, que
es nuestro conocimiento del universo). Pero eso no significa que sea la verdad absoluta, porque en ciencia esas cosas no existen. Tomemos la Ley de la Gravitación Universal de Newton. Es extremadamente precisa, explica muchísimas cosas y sin embargo sabemos que la Relatividad General de Einstein la engloba y supera. La ley de Newton no es más que un caso particular de la Relatividad General cuando las velocidades y las masas implicadas no son muy grandes. Sin embargo, cuando se lanzan cohetes al espacio se siguen usando las fórmulas de Newton en lugar de las de Einstein, pues las predicciones de ambas en el Sistema Solar difieren tan poco que los fallos al usar las leyes de Newton son despreciables, y las fórmulas son mucho más sencillas.
Así que ya lo saben, queridos lectores. Quedan ustedes vacunados contra el argumento de "eso es sólo una teoría". Hay muchos argumentos falaces pululando por ahí contra la ciencia. Poco a poco los iremos destripando...