En el principio era la línea de comandos.
Neal Stephenson
Editorial Perennial (HarperCollins)
151 páginas
Iniciamos la lista de libros leídos en el año 2005. Me confieso ante mis lectores como lector compulsivo, desordenado, fervoroso e impenitente. Una de las historias que siempre cuenta mi madre es cómo en el verano de 3º a 4º de EGB leí un libro de los Hollister y quedé enganchado. Pedí todo mi dinero (el de la comunión, los regalos de los tíos por mis cumpleaños...) a mi madre, y me fui a comprar los 34 libros de la colección. Me los leí en un mes, a uno por día (aquellos veranos sí que eran veranos, y en un mes cabían más días que ahora). Mi madre entraba en mi cuarto y me decía "Remo, no los leas tan rápido, que no te van a durar nada", viéndome cada vez en una postura distinta y con un libro diferente, pero yo ya había sucumbido al virus de la lectura, que no me ha dejado desde entonces. En mi primer año de universidad, estudiando ingeniería, decidí a ~mitad de curso (o sea, en enero) que lo mío no era ser ingeniero, sino físico, así que dejé de estudiar y me pasé el resto del curso leyendo y jugando al mus. Aquel año leí 149 libros, mi record absoluto de todos los tiempos. Desde entonces, mi media son unos 50-60 libros al año, aunque con una varianza nada desdeñable. Considero la afición a la lectura como una de las mejores cosas que le pueden pasar a alguien. Estoy totalmente de acuerdo con el Príncipe de Asturias que le dieron a J.K. Rowling, autora de la serie de Harry Potter, porque ella solita ha puesto a más niños a leer que cualquier campaña de cualquier gobierno.
"Desgraciadamente", este año 2005 se presenta muy, muy movido, por lo que no creo que pueda leer tanto como quisiera. Entre otras cosas, presento el trabajo de investigación (para obtener el DEA) de mi tesis doctoral, me mudo, me caso... en fin, esas cosillas que a uno no le dejan tiempo para leer. Aún así, iré poniendo en esta paginilla los libros que lea, someramente comentados.
El primero del año es de Neal Stephenson, uno de mis autores favoritos. A NS le han encuadrado siempre en la literatura "ciberpunk", que vaya usted a saber lo que es. NS es, en mi humilde opinión, un tipo que escribe de puta madre sobre cualquier tema, y especialmente sobre aquellos que tengan que ver con la tecnología en general y los ordenadores en particular. La edición que he leído es el original inglés, pero el libro
está traducido al español y, lo que es aún mejor, se puede leer
gratis en la Red.
Se trata de un ensayo sobre los sistemas operativos (Dios mío, si alguien todavía pensaba que yo no era un
geek, acabo de espantarle), en el que el autor los analiza y filosofa acerca de por qué buscamos, cada vez más, interfaces gráficas para los ordenadores en lugar de la antigua línea de comandos. La exposición está salpicada de anécdotas personales y de críticas y alabanzas a las principales empresas informáticas (pista: Micro$oft no se lleva alabanzas). Es en este libro donde escribe NS su
famosa analogía
(al menos yo la había oído dos veces) entre sistemas operativos y coches: Windows es un monovolumen familiar, grande, pesado, que consume mucho, que de vez en cuando se queda parado en mitad de la autopista sin razon aparente, que cuesta mucho dinero, que tiene mil millones de fallos que los fabricantes no consiguen eliminar en sucesivas versiones, y que conduce el 90% de la gente. Macintosh vende lujosos sedanes europeos, que les dan mil vueltas a los
gonomolúmenes de Microsoft, pero no se les puede abrir el capó. Todo es secreto. BeOS fabrica Batmóviles, rápidos, con prestaciones increíbles. Y Linux es un puñado de hippies que regalan tanques que ellos mismos fabrican en sus ratos libres, mucho más rápidos, muchísimo más resistentes, infinitamente más eficaces que Windows y además gratis, pero nadie (o casi nadie) les hace caso.
Es un libro entretenido, sobre todo por el estupendo estilo de NS. Muy recomendable. Y al final NS elige su sistema operativo favorito... (Si a alguien le ha despertado curiosidad qué sistema operativo preferirá NS, bienvenido al bando
geek).
No voy a caer en la tentación de poner nota a cada libro que lea, eso queda para los periodistas del
Qué Leer. Éste en concreto
mola.